生活对每个时刻都是及其贫乏的,更谈不上流芳百世了。我们甚至连我们的贫乏都没有清晰地意识到,时间在感觉上又是很容易可批驳的,那就更谈不上在精神上是永恒的了。
——博尔赫斯|刘京胜 译
— Reading and Rereading —
∞《永恒史》,2015 感受死亡 现在只差向读者指出我个人有关永恒的理论了。这是个没有上帝的可怜的永恒,而且没有其他拥有者,没有原型。 El idioma de los Argentinos 下面我想记叙一下我几个夜晚前的一段经历。这段经历一闪而过可令人心醉神迷,堪称奇遇;它极不合情理但却极富情感,可誉为名言警句。它讲的是一场戏和那场戏的台词。台词我早就讲过了,可惜我极尽全力未能使其持续到事件的发生。我讲一下它的过程,其中揉进了致使发生的时间和地点的偶然性。 我注视着这种简朴。我想,我一定大声喊过:这是三十年前的翻版…… 我设定它的日期:在别的国家里是现在,在世界多变的这一边却是遥远的过去。好像有小鸟在唱歌,我感到小鸟变成了一个可爱的小孩,身材就像小鸟般大小。最肯定的是,在这头晕目眩的寂静中只有蟋蟀叫个不停。 * * *
冯·保罗·杜森 著,莱比锡
托马斯·泰勒 译,伦敦 Select works of Plotinus. London, 1817. 《新普罗提诺主义图解》,1932 E.R.多兹 译并序,伦敦
Translated by E. R. Dodds1923 阿尔弗雷德·富耶 著,巴黎 La philosophie de Platón Alfred Fouillée. París, 1869. 叔本华 著,莱比锡
Leipzig: F.A. Brockhaus, 1819-1844. P.安赫尔·C.维加 著,马德里
《通向圣奥古斯丁的丰碑》 伦敦,1930
《教条主义》,1870 冯·R.罗特 著,海德堡
Dr. R. Rothe. Heidelberg, 1870. 《哲学批判随笔》,1892 梅嫩德斯-佩拉约 著,马德里 Madrid, 1892. ——《永恒史》第四部分 *这里摘录的译文和旧版浙江文艺出版社和新版上海译文出版社2个版本都不一样。所以不确定是否是刘京胜的译本。 如果有准确的译文来源,麻烦留言告知。(博尔赫斯公众号编注) 生活对每个时刻都是及其贫乏的,更谈不上流芳百世了。我们甚至连我们的贫乏都没有清晰地意识到,时间在感觉上又是很容易可批驳的,那就更谈不上在精神上是永恒的了。 ——博尔赫斯|刘京胜 译 — Reading and Rereading — 💀 Sentirse en muerte Sólo me resta señalar al lector mi teoría personal de la eternidad. Es una pobre eternidad ya sin Dios, y aun sin otro poseedor y sin arquetipos. La formulé en el libro El idioma de los argentinos, en 1928. Trascribo lo que entonces publiqué; la página se titulaba Sentirse en muerte. «Deseo registrar aquí una experiencia que tuve hace unas noches: fruslería demasiado evanescente y extática para que la llame aventura; demasiado irrazonable y sentimental para pensamiento. Se trata de una escena y de su palabra: palabra ya antedicha por mí, pero no vivida hasta entonces con entera dedicación de mi yo. Paso a historiarla, con los accidentes de tiempo y de lugar que la declararon. »La rememoro así. La tarde que precedió a esa noche, estuve en Barracas: localidad no visitada por mi costumbre, y cuya distancia de las que después recorrí, ya dio un extraño sabor a ese día. Su noche no tenía destino alguno; como era serena, salí a caminar y recordar, después de comer. No quise determinarle rumbo a esa caminata; procuré una máxima latitud de probabilidades para no cansar la expectativa con la obligatoria antevisión de una sola de ellas. Realicé en la mala medida de lo posible, eso que llaman caminar al azar; acepté, sin otro consciente prejuicio que el de soslayar las avenidas o calles anchas, las más oscuras invitaciones de la casualidad. Con todo, una suerte de gravitación familiar me alejó hacia unos barrios, de cuyo nombre quiero siempre acordarme y que dictan reverencia a mi pecho. No quiero significar así el barrio mío, el preciso ámbito de la infancia, sino sus todavía misteriosas inmediaciones: confín que he poseído entero en palabras y poco en realidad, vecino y mitológico a un tiempo. El revés de lo conocido, su espalda, son para mí esas calles penúltimas, casi tan efectivamente ignoradas como el soterrado cimiento de nuestra casa o nuestro invisible esqueleto. La marcha me dejó en una esquina. Aspiré noche, en asueto serenísimo de pensar. La visión, nada complicada por cierto, parecía simplificada por mi cansancio. La irrealizaba su misma tipicidad. La calle era de casas bajas, y aunque su primera significación fuera de pobreza, la segunda era ciertamente de dicha. Era de lo más pobre y de lo más lindo. Ninguna casa se animaba a la calle; la higuera oscurecía sobre la ochava; los portoncitos —más altos que las líneas estiradas de las paredes— parecían obrados en la misma sustancia infinita de la noche. La vereda era escarpada sobre la calle; la calle era de barro elemental, barro de América no conquistado aún. Al fondo, el callejón, ya campeano, se desmoronaba hacia el Maldonado. Sobre la tierra turbia y caótica, una tapia rosada parecía no hospedar luz de luna, sino efundir luz íntima. No habrá manera de nombrar la ternura mejor que ese rosado. »Me quedé mirando esa sencillez. Pensé, con seguridad en voz alta: Esto es lo mismo de hace treinta años… Conjeturé esa fecha: época reciente en otros países, pero ya remota en este cambiadizo lado del mundo. Tal vez cantaba un pájaro y sentí por él un cariño chico, y de tamaño de pájaro; pero lo más seguro es que en ese ya vertiginoso silencio no hubo más ruido que el también intemporal de los grillos. El fácil pensamiento Estoy en mil ochocientos y tantos dejó de ser unas cuantas aproximativas palabras y se profundizó a realidad. Me sentí muerto, me sentí percibidor abstracto del mundo: indefinido temor imbuido de ciencia que es la mejor claridad de la metafísica. No creí, no, haber remontado las presuntivas aguas del Tiempo; más bien me sospeché poseedor del sentido reticente o ausente de la inconcebible palabra eternidad. Sólo después alcancé a definir esa imaginación. »La escribo, ahora, así: Esa pura representación de hechos homogéneos —noche en serenidad, parecita límpida, olor provinciano de la madreselva, barro fundamental— no es meramente idéntica a la que hubo en esa esquina hace tantos años; es, sin parecidos ni repeticiones, la misma. El tiempo, si podemos intuir esa identidad, es una delusión: la indiferencia e inseparabilidad de un momento de su aparente ayer y otro de su aparente hoy, bastan para desintegrarlo. »Es evidente que el número de tales momentos humanos no es infinito. Los elementales —los de sufrimiento físico y goce físico, los de acercamiento del sueño, los de la audición de una música, los de mucha intensidad o mucho desgano— son más impersonales aún. Derivo de antemano esta conclusión: la vida es demasiado pobre para no ser también inmortal. Pero ni siquiera tenemos la seguridad de nuestra pobreza, puesto que el tiempo, fácilmente refutable en lo sensitivo, no lo es también en lo intelectual, de cuya esencia parece inseparable el concepto de sucesión. Quede, pues, en anécdota emocional la vislumbrada idea y en la confesa irresolución de esta hoja el momento verdadero de éxtasis y la insinuación posible de eternidad de que esa noche no me fue avara». * * * He trabajado al azar de mi biblioteca. Entre las obras que más serviciales me fueron, debo mencionar las siguientes: Die Philosophie der Griechen, von Dr. Paul Deussen. Leipzig, 1919. Select works of Plotinus. Translated by Thomas Taylor. London, 1817. Passages illustrating Neoplatonism. Translated with an introduction by E. R. Dodds. London, 1932. La philosophie de Platón, par Alfred Fouillée. París, 1869. Die Welt als Wille und Vorstellung, von Arthur Schopenhauer. Herausgegeben von Eduard Grisebach. Leipzig, 1892. Die Philosophie des Mittelalters, von Dr. Paul Deussen. Leipzig, 1920. Las confesiones de San Agustín. Versión literal por el P. Ángel C. Vega. Madrid, 1932. A monument to Saint Augustine. London, 1930. Dogmatik, von Dr. R. Rothe. Heidelberg, 1870. Ensayos de critica filosófica, de Menéndez y Pelayo. Madrid, 1892. borgestodoelanio.blogspot.com 上海译文出版社 题图作者:Daria Khoroshavina,俄罗斯
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